Gonzalo Mateo, botánico de larga carrera, se adentra ahora en el estudio del origen de la toponimia y los apellidos españoles previos a la romanización de la Península, muchos de los cuales podrían tener origen ibérico o euskérico.
Nuestros antepasados perviven en nosotros, en nuestras culturas, en nuestras lenguas. Nuestra idiosincrasia y cultura es algo demasiado sutil e inmaterial, por ello sujeta a interpretaciones muy diversas y discutibles, pero los nombres de nuestra geografía son concretos y se pueden estudiar, comparar y analizar, con lo que se puede llegar a conclusiones que nos acerquen a ellos, de un modo tan concreto como a través de sus cerámicas, sus armas o sus joyas.
Esta obra pretende servir, además de para poner sobre la mesa un material de debate, como llamamiento a despertar y reivindicar nuestras raíces y nuestra valía. Recordar a los españoles lo que se señala en el título: que los iberos seguimos aquí. Nunca nos fuimos. Otros vinieron, pero siempre fueron minoría. No se trata de palabrería hueca o grandilocuente, como lo que se haya podido escuchar en tiempos de dictadura, no se trata de querer exaltar unas pretendidas “glorias” nacionales ni de asegurar ser los mejores del mundo o ser superiores a nadie. Se trata de recuperar todo lo que fuimos y se nos hurtó por imposición de invasores y colonizadores forasteros junto al entreguismo de las oligarquías propias.
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